jueves, 11 de julio de 2013

{Super Junior - HaeHyuk/KyuHyuk - Lo que quedo pendiente}

Autor(a): Anchoa
Título: Lo que quedo pendiente
Fandom: Super Junior
Personajes/Pairing: HaeHyuk/KyuHyuk
Género: Romance, drama.
Clasificación: PG
Advertencia: 
¿Broken!HaeHyuk? ¿Se puede considerar una pareja "rota" que ni siquiera es pareja en el fanfic? Creo que mis desvaríos mentales, los cuales escribo, son algo de los que les debo advertir.
Sinopsis/Resumen: HyukJae puede ver fantasmas desde que tiene memoria. Nada ha sido fácil en su vida, ser diferente tiene sus desventajas. Él ama en secreto a la persona que siempre estuvo a su lado; pero entonces aparece un extraño fantasma en su vida.
Notas: Es el primer escrito que publico en el blog, así que estoy emocionada :3. Espero que les guste.



Desde que tiene uso de razón puede verlos. Algunos dicen que es un don, que la gente que posee lo que él tiene fue concebida para ayudar a los demás. Otros dicen que es una maldición, algo con lo que vivirás por el resto de tu vida, que tortura y nunca te dejará ser feliz. Pero esas son opiniones de las personas que solo observan. De personas que no saben lo que es vivir con eso. Él tiene ambas perspectivas. Aunque si eres asustadizo, ser capaz de ver espíritus es algo complicado.


Él es tímido y no puedo hacer muchos amigos, así que se siente un poco acompañado cuando llega alguno y le habla –aunque la mayoría de las veces solo es un “¿puedes verme?” o “¿sabes como puedo hacer para llegar al más allá?”-. Algunos son amigables, le cuentan como fue que terminaron sus vidas. En cambio otros dan mucho miedo, aquellos que fueron delincuentes e hicieron cosas horribles o los que fueron maldecidos y se convirtieron en espíritus marcados, esperando que las puertas de infierno se abran para poder cumplir sus condenas. Con el tiempo ha aprendido a lidiar con cada uno de ellos.


Él es Lee HyukJae. 17 años. Esta cursando el tercer año de preparatoria y en unos meses se irá a estudiar a la universidad. Su vida, excluyendo el tema de los espíritus, es muy común. No es el más popular de la clase, ni el más atlético, ni el playboy. Para ser más específicos, es el bufón de la clase. El nerd come libros, el marginado, aquel que es molestado en todos lados. El hazmerreír por ser un poco aplicado. Aquel que prefiere quedarse en su casa a salir a alguna fiesta. El raro, al que a veces ven hablando solo. A pesar de todo, no es algo que le moleste. O eso es lo que trata de demostrar.


Recuerda muy claro el día que pasó de ser “HyukJae, el callado” a ser “HyukJae, el raro”. Fue en el baño, en tercer año de secundaria. Lo habían visto hablando solo -aunque en realidad estaba respondiendo a un señor mayor como hacer para llegar al paraíso- y... bueno, ustedes imaginaran. Ver a alguien hablando de espíritus, el más allá, paraísos, infiernos y cosas parecidas no es algo de todos los días. O te ríes o sales corriendo. Ellos prefirieron darle una golpiza y meter su cabeza al inodoro. Cuando llegó a su casa y le explicó a su asustada madre porqué se encontraba así, pidiéndole por favor que no fuera a quejarse a la escuela porque sería muy vergonzoso, dejó que comenzara su pequeño tormento. Porque estos tres años lo fueron.


Al siguiente día, todos en la escuela le molestaron en los pasillos, mientras le apodaban “anormal”, “fenómeno” y varios sinónimos que sería un poco largo contarlos. Poco a poco, los amigos que habia llegado a tener se alejaron de él. Algunos asustados, otros sólo riéndose.


Bueno, casi todos.


KyuHyun aun le hablaba. Él es un chico dos años menor, pero por su gran inteligencia lo adelantaron hasta su clase hace un año. El sabe sobre su secreto, y es la primera persona que se ha “fascinado” con ello. Por culpa de HyukJae, a veces molestan a KyuHyun y es entonces que HyukJae se pregunta porqué el menor sigue a su lado. Ha tratado de alejarlo, incluso han peleado innumerables veces y aun así el menor sigue volviendo. Le ha preguntado muchas veces cuál es la razón y KyuHyun siempre responde lo mismo: «Es muy molesto que preguntes esas cosas hyung». No sería raro escuchar eso de un amigo, es normal. Pero HyukJae siente esas pequeñas cosquillas en el estomago, porque se enamoró de KyuHyun. Digo, ¿quién no se enamoraría de su mejor amigo sí, estando en el lugar de HyukJae, éste sigue a su lado? Claro, un heterosexual no lo haría... por lo menos no un hombre heterosexual de su amigo heterosexual. Porque KyuHyun era heterosexual. Bueno, no que lo hubiera dicho, pero tampoco dijo que le gustaban los chicos, así que... son cosas que se deducen casi solas.


—¿Has visto algo? —la voz conocida que suena junto a HyukJae hace que salte en la silla, ruborizándose porque -otra vez- lo encontró viendo un punto fijo.

—No, no KyuHyun… —responde lo más rápido que puede, intentando no demostrar como su corazón empieza a saltar con su cercanía. KyuHyun arquea una ceja y HyukJae se da cuenta que no le cree, pero antes de que abra la boca para pedirle que diga la verdad, cambia de tema hablando de algo trivial.


Al fin terminaron las clases. La casa de KyuHyun y HyukJae quedaba en la misma dirección, pero unos metros antes tenían que tomar caminos diferentes. Saludo con la mano a KyuHyun cuando sus caminos se dividieron y HyukJae soltó un suspiro, mientras observaba esa espalda desaparecer en la esquina de aquella mansión abandonada. Cada día es más difícil esconder lo que siente. Creía que, al terminar la preparatoria e ir a la universidad no vería a KyuHyun y podría tener un poco de tranquilidad al no tenerlo todo el día alrededor -no es que lo odiara, solo que se vuelve cada vez más y más difícil-, pero el menor arruinó todos los planes y les dio un giro de 180 grados al decirle hace unas semanas que estudiarían en la misma universidad. Aunque HyukJae no niega que está feliz, no puedo dejar de ponerse nervioso al pensar que debe estar más tiempo cerca del menos sin poder hacer nada. Sin poder admirar su rostro y no tener que dar explicaciones, sin poder enterrar los dedos en su cabello castaño, sin poder delinear con la lengua esos carnosos y rosados labios, sin poder-


De repente, se va al suelo junto a un bote de basura y todo lo que tenía dentro. Maldice por ser tan despistado, como siempre. Tarda unos diez segundos en intentar levantarse, hasta que escucha una risa lejana detrás. Avergonzado porque alguien haya visto su lado más patético, se levanto como si tuviera un resorte en el trasero y empieza a sacudirse los pantalones mientras emprende de vuelta la caminata, sin voltear.


Espero que planees levantar toda esa cochinada que hiciste —aquella voz sonaba lejana, pero divertida y dedujo que provenía de la misma persona que se había reído anteriormente. HyukJae se dio vuelta para ver que tanto desastre había armado, pero además del cubo de basura no había nadie cerca de ahí. Si fuera una persona común, se sorprendería, pero esto ya le ha sucedido desde hace mucho tiempo que ya no le asusta -a veces solo un poco, si era de noche.


Entrecerró los ojos y, poco a poco, logro verlo.


Una silueta, algo borrosa, hizo acto de presencia. Primero fueron los contornos de sus extremidades, y luego pequeños detalles empezaron a ser visibles: la ropa que llevaba, la textura de su cabello, la forma de su cara. Aun se puede ver a través de él, pero puede distinguir varias cosas con claridad. Era un chico, calcula que de su edad. Cabello castaño y ojos grandes de color oscuro. Estaba sonriendo, a pesar de ser un fantasma. Unos pocos sonríen, porque según lo que cuentan, perdieron la vida haciendo “lo que más anhelaban en sus vidas”. HyukJae se pregunta que es lo que le habrá pasado a éste chico para morir tan joven, aunque esta seguro que-


¡Hey, llamando a Tierra! —por segunda vez en el día, pega un pequeño salto del susto. Ahora podía verlo perfectamente bien, y escucharlo también. Tuvo que dar dos pasos hacia atrás porque definitivamente estaba invadiendo su espacio personal.

—¿Qué es lo que quieres? —a veces, ellos no llegan en sus mejores momentos y no los trataba como si fueran de la realeza. Lo escucho soltar una nueva carcajada, pero se veía que intentaba contenerse. Al punto de perder la paciencia, camino hasta el bote tirado y empezó a empujar con el pie la basura dentro de la cesta, sin prestarle la minima atención al espectro.

Nada, solo te estaba siguiendo —lo siente acercarse -porque los espíritus emanan un aura bastante fría, sean buenos o malos- y no sabe porque eso le pone nervioso. Hay algo en ése espíritu que no todos los que ve tienen. Terminó de juntar la basura poniendo el tacho en su lugar y voltea para observarlo con una ceja arqueada y una mueca de burla en los labios.

—Felicidades, eres el primer espíritu acosador con el que me encuentro. Y espero que seas el último —finalizó, emprendiendo la caminata otra vez.

En realidad, deberías sentirte honrado de que alguien como yo te esté siguiendo, HyukJae. —el pelirrojo se detiene al escuchar su nombre y voltea rápidamente, mirándolo con asombro... ¿Qué acaba de decir?

—¿Como sabes mi nombre?

Lo escuche de ese chico que estuvo hace un rato contigo, tu novio —un calor recorre su cuerpo hasta sus mejillas y entiende que se ha sonrojado. ¿Cómo es que un espíritu se había dado cuenta de sus sentimientos? Desvió la mirada hacia la dirección en donde desapareció KyuHyun, mientras cerraba las manos en un puño y sentía como comenzaban a sudar.

—No es mi novio —niega, esperando que tono de desilusión en la voz no se note demasiado.

Oh, bueno. Del chico que te gusta, entonces —El tono de voz del fantasma, a pesar de ser un poco ronco, se notaba que había molestia. Pudo ver como se cruzaba de brazos y observaba los alrededores, tratando de no darle importancia al tema.

—Él no me gusta —Al parecer, suena convincente porque el espíritu volvió a mirarlo, mostrando una sonrisa seductora –sí, seductora-. Y se acercó, demasiado para el gusto de HyukJae.

Entonces… si no es tu novio ni te gusta, ¿saldrías conmigo?



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—¿Que un fantasma te preguntó qué? —La risa de KyuHyun no tarda en llegar. Ríe tan fuerte que los que se encuentran en el aula en ese momento voltean a mirarlos con un deje de desprecio, pero si a él no le importa, a HyukJae tampoco.


Golpea el hombro de KyuHyun con enfado pero sin perder la diversión porque su risa le contagia demasiado.


—Lo que escuchaste, escandaloso.

—Vaya… —se limpió una lágrima que no había llegado a deslizarse por su mejilla y sonrió de lado— al parecer eres codiciado en el “más allá” —y su sonrisa se hizo más y más grande. Vuelve a reír y esta vez se agarra del estomago, tan egocéntrico de reírse de su propio comentario.

—Ya deja de reírte, te conté porque esto no es común… —susurra.

—No me digas, que alguien sea capaz que ver espítirus y que uno te invite a salir es algo muy común en estos días

—¡Yah! —Y golpea su brazo otra vez porque no se está tomando las cosas en serio— Esto pasó hace unos días KyuHyun, y me ha estado siguiendo. — Finaliza el pelirrojo. Como esperaba, la reacción del moreno no tarda en llegar. Frunce ambas cejas y fija su mirada en HyukJae, demostrando la incredulidad de lo que estaba escuchando. Y ojala fuera mentira lo que está escuchando.


Desde aquella tarde habían pasado cuatro días y cada vez que HyukJae se despedía de KyuHyun en la misma esquina, éste podía percibir la presencia de aquel espíritu hasta que llegaba a su casa. Incluso, a veces, dentro de ella. Al principio no le dio importancia porque muchos lo habían seguido… pero no por tantos días y sin dirigirle la palabra. HyukJae creía que era momento de que empezara a tener un poco de miedo.


—¿No crees que tenga… ya sabes, alguna cosa pendiente o algo así? —el mayor bufa, porque eso era lo primero que había cruzado su mente.

—¿Eso crees? Yo que me había emocionado que alguien quería salir conmigo… —el menor alza ambas cejas a modo de sorpresa y, otra vez, es golpeado en el mismo lugar, haciendo un gesto de dolor porque aun le palpita el brazo de los dos anteriores golpes— obvio que eso fue lo primero que pensé, idiota. Pero lo raro es que no me ha hablado en todo este tiempo y sinceramente me está asustando que me acose un fantasma.

—¿Y cómo es ella? —su pregunta deja a HyukJae un tanto perdido… ¿Ella?

—¿De qué hablas? Es un chico —KyuHyun se queda en silencio, observándolo y se da cuenta que acaba de meter la pata. Claro, no le había dicho en ningún momento que aquel espíritu era un chico. Y si el moreno había pensado antes que era gracioso que un fantasma le invitara a salir, ahora estaría horrorizado. «Genial HyukJae, bien hecho». Lo ve abrir la boca, y con miedo espera lo que sea que dirá pero la campana suena para iniciar las clases e inmediatamente entra la profesora, pidiendo silencio y que todos se sentaran en sus lugares. Él se levanta y se dirige a su lugar sin decir nada. HyukJae libera el aire que ha estado reteniendo sin darse cuenta.


KyuHyun ahora lo sabe. La cagó como el mejor.


Él es un chico muy listo para su edad. Atará cabos, recordará que no hubo muestra de repugnancia por parte del mayor a que un chico le invitara a salir -que, cabe decir, no esta vivo… pero ese no es el problema ahora- y llegará a esa conclusión. Sabrá que es gay.


Sabe que lo averiguara, y ahora a HyukJae le recorren escalofríos por todo el cuerpo y le empiezan a picar los ojos.


Es un hecho: va a perderlo. Va a perder a la persona que más aprecia y necesita, todo por culpa de ese estúpido fantasma. No presta atención a ninguna de las clases que siguen.



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Las clases al fin terminan, pero HyukJae no quería levantarse de su lugar. Decir que tenía miedo de salir de ahí, era poco. Por suerte, el profesor de matemática le pidió a KyuHyun que lo ayude con unas cosas y ve su oportunidad de huir sin tener que enfrentarlo. Realmente no quiere hacerlo. No quiere ver sus ojos llenos de desprecio, asco y decepción. Quiere seguir estando a su lado, quiere seguir riendo con sus tonterías. Quiere poder seguir siendo su amigo… ¿acaso eso es mucho pedir?


¡Hyukkie! —no sabe quien le llama al salir del edificio, pero no va a quedarse para averiguarlo. Intenta llegar rápidamente a su casa y perder de vista a KyuHyun. No necesita que le diga que no quiere ser más su amigo. Le hará el favor de ignorarlo, aunque sea doloroso, y él de seguro estará agradecido de que no tenga que hablar para aclarar que todo se acabo entre ellos. «Todo se acabo», y las palabras al fin caen con el peso que deberían tener. Y sin poder evitarlo, sus lágrimas igual. Su vista está borrosa pero sigue caminando igual. No es como si tuviera que parar, hizo ese recorrido toda su vida… junto a KyuHyun. Ahora tendrá que recorrerlo solo.

¿Hyukkie? — levanto la vista al escuchar esa voz frente suyo, cargada de preocupación, y puede verlo. Es ése fantasma. Ese estúpido fantasma que acaba de arruinar su vida. Los nervios del pelirrojo se crispan y contrae su cara, dejando salir toda la furia que sentía. Sigue caminando, ahora sí, sin prestarle atención— ¿Hyukkie, que sucede? ¿Por qué lloras? —y se detiene. Intenta calmarse, contar hasta diez para no comenzar a gritar ahí, en medio de la calle, solo.

—No se quien eres, ni qué es lo que quieres. Lo que tengas pendiente en éste mundo no es mi problema, así que solo quiero que desaparezcas de mi vista —no había podido contenerse, quería que desapareciera y no le molestara más.

Pero… Hyukkie, yo-

—¡No me llames así! —voltea, frustrado, y su enojo se apodera de su ser— ¡No soy nada tuyo, así que no tienes derecho a llamarme así! ¡Además, solo apareciste para empeorar las cosas! Por tu culpa… KyuHyun… —su voz se quiebra, y las lágrimas que se habían detenido empiezan a caer nuevamente. Agacha la cabeza para observar las baldosas de la vereda, sin querer creer lo que está por decir— Por tu culpa… KyuHyun ahora me odia… y voy a perderlo. El ya no va a estar más a mi lado, lo acabo de perder… —los espasmos de su llanto estaban ahogándolo y entrecortando sus palabras, pero no podía detenerse. Se sentía destrozado.


Después de unos segundos en silencio, sólo escuchando el patético ruido de sus sollozos y el que hacía su nariz al sorberla, sintió una pequeña brisa en su mejilla derecha y al levantar la cabeza ve algo que nunca ha presenciado. El espíritu estaba limpiando las lágrimas y en su rostro se podía ver culpa, preocupación y dolor. ¿Acaso… se sentía mal por como estaba?


Lo siento Hyukkie, de verdad. Yo no-

—¡HyukJae! —escuchar su nombre rompiendo la calma del lugar hace que se asuste. Esa voz…

—KyuHyun —susurró, mientras lo veía correr hacia el mayor. Cuando estaba a unos pasos, el menor aminoro la marcha, pero aun así siguió acercándose. Su cabello estaba revuelto, sus mejillas coloradas y su respiración era irregular a causa de la carrera. KyuHyun estaba ahí. Había corrido, cosa que nunca hace, para poder alcanzarle. Realmente quiere dejar en claro que ya no son amigos. Sonrió levemente, mientras se le escapan algunas lágrimas más.

—¿Por qué te fuiste y no me esperaste hyung? —había reproche en la voz de KyuHyun, pero a HyukJae no le importa. Ya nada importa. Quiere que el menor entienda que no quería quedarse y esperar a que dijera palabras hirientes. Sorbe su nariz otra vez y KyuHyun se da cuenta de que no todo esta bien— ¿Por qué lloras? ¿Qué te sucedió? —«Ah, KyuHyun… a pesar de ser muy inteligente, a veces eres tan despistado y estúpido», si el moreno supiera que él hace que el mayor llore casi todas las noches preguntándose porque no puede corresponder su amor. Pero no quiere esperar nada, así que se da media vuelta intentando huir otra vez. Antes de que pueda dar cinco pasos, KyuHyun sujeta su brazo. HyukJae intenta liberarse, pero KyuHyun es más alto que él y un poco más fuerte. Tampoco es como si pusiera tanto esfuerzo en separarse, no puede –ni quiere- hacerlo— ¿Hyung? ¿Qué sucede? ¿Por qué estas huyendo? —«Deja de hacer preguntas, KyuHyun. Es obvio que estoy huyendo de ti, maldito cabeza hueca»— Hyung —aunque llame cien veces, no va a voltear a verle— hyung, quiero que me mires —«no, no pienso hacerlo». No quiere ver el desprecio en esos ojos que tanto ama— HyukJae ¿acaso eres…? —intenta liberarse otra vez, ahora poniendo más empeño, pero KyuHyun sigue siendo un poco más fuerte –o más bruto- y consigue hacer que estén frente a frente sin mucho esfuerzo. Lo tiene agarrado por los hombros, atrapado. El pelirrojo siente la profunda mirada taladrándole, pero no va a alzar la cabeza— HyukJae, por favor di algo… —nota la desesperación que recorre todo el cuerpo del menor, intentando salir por cada lugar que le sea permitido. Por su voz, por su fuerza— He estado pensando una y otra vez en lo que hablamos, no he prestado atención a ninguna clase… y espero… —suspira y su aliento choca contra el cabello de HyukJae y él siente como los músculos de sus dedos, que están amarrándolo firmemente, se relajan un poco— ¿Eres…? Hyung… a ti ¿te gustan los chicos? —sus hombros se tensan, todo su cuerpo lo hace. HyukJae sabe que KyuHyun lo siente, y sabe que también siente como empieza a temblar por los espasmos del nuevo llanto, esta vez silencioso. Lo escucha suspirar y también sabe que el menor no sabe que decir. Lo suelta, pero no se aleja— ¿Es por eso que lloras? —y el pelirrojo asiente, aunque su cerebro no ha mandado esa orden— ¿Por qué? —y es ahí cuando ya no aguanta, y tiene que mirarle a los ojos incrédulo. ¿Por qué no lo entiende?

—¿Qué no es obvio? Estoy a punto de perder a la única persona que siempre estuvo conmigo, solo porque me gustan los chicos. Es normal que me sienta triste, porque de ahora en más voy a volver a estar solo y no quiero-

—Espera… ¿Hablas de mí? —pregunta, incrédulo. Lo mira a los ojos, y al ver que sí, que el mayor se refería al menor, éste último suelta una risa. Luego empezaron las carcajadas y se agarra el estomago. Cabe decir que HyukJae no entiende nada de lo que esta sucediendo.

—¿Por qué te estás riendo?

—¿Qué no es obvio? —pregunta mientras intenta no reír y HyukJae frunce el ceño porque sabe que se burla de él, a propósito. KyuHyun suelta un bufido, se cruza de brazos y arquea una ceja —Después de haber soportado toda clase de burlas al estar cerca de ti, ¿crees qué me hubiera alejado solo porque no te gustan las mujeres? Cielos hyung, se nota que me conoces poco —¿Había dicho lo que HyukJae había escuchado o estaba tan desesperado que le habían engañando los sentidos?

—Pero… hoy en la escuela…

—Si, lo se. Me sorprendió que me hayas dicho así de la nada que te… gustaban los chicos, pero… —KyuHyun siente que la lengua se le enreda un poco por el nerviosismo, entonces carraspea intentando explicarse y HyukJae no puede evitar hacer una mueca de disgusto porque el menor se ve adorable— después de mucho pensarlo, me di cuenta que no me molesta, hyung. —El pelirrojo lo observaba con ambos ojos abiertos de par en par y KyuHyun tuvo la impresión de que no había entendido su punto. Suspiro, para luego mostrarle una pequeña sonrisa— Aun quiero que seamos amigos.


HyukJae se quedo sin habla, porque todo lo que ha dicho KyuHyun le parece irreal. Pero aun así sonríe, tan grande que se le ven las encías.


—Gracias, KyuHyun —es lo único que puedo decir, porque si sigue hablando sabe que volverá a llorar.


KyuHyun se sonroja bastante al ver aquella sonrisa tan grande, pero agradece que su hyung éste más ocupado intentando limpiarse las lágrimas y los mocos.


Lo que ninguno de los dos sabía, es que el fantasma aun estaba ahí, observándolos con una calida sonrisa.



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HyukJae se deja caer en la cama, agotado pero feliz. KyuHyun aun quiere ser su amigo, y luego de dejar en claro eso caminaron juntos a casa, como si nada hubiera cambiado. Juntos. Sintió sus mejillas arder, sin sentido. Aunque bueno, tal vez sí tenía sentido. KyuHyun ahora sabía que le gustaban los chicos y lo aceptaba. Tal vez, si se esforzaba un poco…


¿Ya estas mejor Hyukkie? —aquella voz le toma desprevenido. En cuanto gira en la dirección de donde provino, tenía la cara de aquel fantasma a centímetros de la suya. Asustado, se levanta de golpe quedando sentado, algo lejos de él.

—¿Cómo hiciste para entrar? —en verdad le tomo desprevenido. Estaba arrodillado al lado de su cama, apoyando los codos sobre ella y su cara reposaba en la palma de sus manos, sonriendo. Se veía… divertido y bastante adorable.

Bueno… supongo que por la ventana —Aquella respuesta salió muy natural, como si todos los días fuera normal que entraran por la ventana los espíritus. HyukJae estaba preparado para echarlo pero el fantasma levanto una de sus manos hacia él, mostrándole su palma de frente. Estaba pidiéndole silencio, y el pelirrojo pudo ver que realmente quería entablar una conversación, así que suspirando le cedió el habla— Solo quería pedirte disculpas por lo de hoy Hyukkie, no quería causarte problemas con… ahm… ¿KyuHyun? —HyukJae asiente ante su pregunta, y el fantasma también lo hace, sin saber que decir. Por un momento todo se queda en silencio. El huésped observando sus manos y el dueño de la habitación, observándolo a él.


Ahora que lo piensa, tampoco es completamente la culpa del fantasma todo lo que sucedió ése día. Solo apareció en el momento menos indicado, y cae en cuenta que no debió haberle gritado antes. Total, KyuHyun seguía siendo su amigo y todos felices… no había razón para estar enojado con un espíritu. Menos con un espíritu bueno. El pelirrojo deja escapar un suspiro y observa que el otro levanta su mirada para observarle, a la expectativa.


—Descuida, tampoco debí haberte gritado como lo hice. Es solo que… —hizo un vago movimiento con la mano, restándole importancia— lo siento también, eh… —y ahora que recordaba, no sabía su nombre. Lo mira, esperando y parece que éste también se da cuenta de su desliz.

DongHae, soy Lee DongHae —dice con una sonrisa tímida— tengo 17 años y, bueno… —ladea un poco su cabeza y su labio inferior sobresale. Increíble, un fantasma esta haciendo un puchero. Un puchero muy tierno— hace dos semanas un camión me atropello. Por lo que me entere luego, morí en el acto —HyukJae asiente, sin saber que decir. Morir joven, a su manera de ver, terrible— Igual, tampoco es como si estuviera triste, ¿sabes? —Arquea una ceja, sin comprenderlo y DongHae sonríe un poco avergonzado— no había nada emocionante en mi vida. Mis padres fallecieron hace unos años y me quede solo. Repartía el periódico para poder pagarme el instituto, la comida y esas cosas pero… —guardo silencio de repente y HyukJae sentía que debía decir algo, aunque fuera una estupidez.

—Desde que apareciste, siempre te veías feliz. Así que, bueno… creí que habías tenido una vida agradable… —le miro, pero a pesar de que creía que sería con tristeza, aun seguía sonriendo y había un brillo extraño en sus ojos.

Había alguien… —susurró el fantasma, y el pelirrojo se acerco un poco para seguir escuchándolo— esa persona la veía siempre que pasaba por su casa a dejar el periódico. Nunca nos saludamos, pero yo la veía de lejos y con eso me bastaba. Y el día que me había armado de valor a hablarle… ocurrió el accidente —una tristeza se apodero de él al escucharlo. HyukJae pensaba que ese fantasma no había tenido suerte, pero aun así se veía muy feliz.

—Así que… ¿Lo que aun te tiene aquí es por ella? —se queda intrigado con aquella historia y no puede evitar preguntar.

Por él. —corrige DongHae y lo miro a los ojos, con intensidad. No va a admitirlo, pero cuando ve esos ojos color chocolate siente unas cosquillas subir y bajar por toda su espalda. No piensa mucho en ello porque otra cosa se cola en sus pensamientos. «Así que a DongHae también le gustaban los chicostal vez por eso descubrió que me gustaba KyuHyun, aunque lo haya negado»— Quiero ayudarlo. Descubrí en estos días que hay alguien que le gusta y… quiero que sea feliz con esa persona ahora que no puede serlo conmigo —el fantasma volvió a sonreír con tristeza, pero se lo veía bastante decidido.


HyukJae sonríe, porque a pesar de estar muerto, DongHae aun quiere la felicidad de la persona que ama. Se pregunta, si algún día KyuHyun podría amarlo con tal intensidad, que ni la muerte pueda hacer que quiera dejar de verlo feliz.


Me han dado poco tiempo.

—¿Tiempo?

Si, allá arriba. Depende lo que tengas pendiente y que tanto tengas que hacer, te dan un tiempo para lograrlo.

—Ah, claro… es verdad. —HyukJae recordó que algunos se quedaban más tiempo que otros, y como curioso que es, cuando tenía once años dejo salir su duda con una mujer mayor de 30 años. Algo similar a lo que acaba de decir DongHae fue lo que le comentó, pero con palabras un poco más complicadas para un chico de su edad—. ¿Cuánto te dieron?

Quince días.


HyukJae frunció la frente, ambas cejas juntándose— Es poco tiempo.


Si, pero estos días he observado la relación que tiene con su amigo y puedo ver que le corresponde —DongHae se queda callado por unos segundos, mirando el suelo y haciendo una mueca con los labios—. Pero no se porque no se lo dice.


El pelirrojo quiere ayudarlo, aunque sea un poco. Se ve tan inocente y tan perdido, que una pequeña sensación de protección maternal, o algo por el estilo, crece en su estomago— ¿Sabe que tu chico gusta de él?


El fantasma vuelve a levantar la mirada, y clava sus ojos color avellana en los oscuros de HyukJae. Esos ojos, a pesar de estar carentes de vida, llevan algo que el mayor no puede descifrar— Sabe que le gustan los chicos.

Vuelve a quedar todo en silencio, esas últimas palabras resonando en la mente de quien las recibió. Luego de girar y dar vueltas en su cabeza por unos momentos, algo hace click en la mente de HyukJae.

—Pero… —Y la idea que iba a soltar lo embarga. HyukJae se ve a sí mismo y a KyuHyun por unos momentos, y no puede evitar que se le estrujen las tripas. Su situación es muy parecida a la del chico que ama DongHae. KyuHyun sabe que le gustan los hombres, pero no sabe que le gusta él. Creyó que estaría bien con eso, pero viendo lo estúpido que resulto ser desde otro ángulo se da cuenta de que sus esperanzas solo son tonterías. Además, KyuHyun solo lleva dos horas sabiendo aquel dato, no es como si todo fuera a cambiar por aquello— tal vez eso no sea suficiente DongHae. Tal vez tenga que ser más claro sobre sus sentimientos.

¿Lo dices por KyuHyun? —Escuchar el nombre del menor de esos labios hace que HyukJae abra los ojos y su corazón brinque. Se pregunta, mentalmente, como mierda hace para darse cuenta de lo que piensa. ¿Es que acaso éste jodido fantasma tiene el poder de leer la puta mente o qué? DongHae sonríe como un niño ante el asombro de HyukJae, sabiendo que el mayor no se da cuenta que si lo observaban bien, era un libro abierto porque sus expresiones salían a flor de piel— Creo que deberías decirle. Nunca sabes si mañana estarás ahí con él Hyukkie… Solo mírame a mí —Esas palabras hacen vibrar todo el cuerpo del pelirrojo sin entender el motivo— Deje pasar el momento de nuestro encuentro… —Usa aquel tono y HyukJae intenta no malinterpretar sus palabras porque parece que está hablándole a él de un encuentro que nunca sucedió porque la voz de aquel fantasma se ha vuelto ronca y está calándole hasta el fondo, recorriendo escalofríos por todo su cuerpo— y ahora nunca llegara a conocerme.


Las últimas palabras que dijo DongHae siguen haciendo un extraño eco en su habitación, aunque esa conversación sucedió tres días atrás y no lo ha vuelto a ver desde entonces.



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DongHae ya está harto. Ha sido paciente y ha esperado a que algo cambiara en la mente de aquel chico con esa nueva información, pero aun así sigue viendo a la persona que ama llegar destrozado todas las tardes, azotando la puerta de su habitación y tirándose en la cama para liberar todas las lágrimas que pueda. Incluso a veces llora tanto que se queda dormido y no baja a cenar. Él sabe que llora para no hacerlo nuevamente, pero al parecer no logra su cometido.


Y entonces le escucha decir que el amor es una mierda, que no quiere estar más enamorado de aquel estúpido y a DongHae se le rompe el corazón, literalmente. DongHae nunca, nunca, lo habría hecho llorar de esa forma. Si hubiera tenido la oportunidad de dejarse conocer, le habría demostrado que el amor es una de las mejores cosas que le puede pasar a una persona. Si pudiera, hubiera limpiado cada lágrima y borrado cada rastro de ellas con besos y abrazos, y hubiera creado un amor nuevo con su tibio calor y su gran cariño. Pero DongHae es un fantasma, y los fantasmas son fríos y no pueden dar calor. Entonces DongHae se da cuenta que le queda poco tiempo y no sabe que hacer. Odia verlo sufrir, y como ya no es capaz de demostrarle que lo ama -no de forma física-, sacrificará su amor para que por lo menos sea feliz con la persona que él ama.



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HyukJae puede contar con los dedos de una mano las veces que KyuHyun lo invitó a su casa. El pelirrojo era quien siempre invitaba al menor a la suya, porque a KyuHyun no le gustaba estar en la de él -o eso le había dicho-.


La casa del moreno es grande, mucho más grande que la suya. Es un poco fría, porque ahí solo viven cuatro personas y caben alrededor de diez -por no exagerar y decir que cabrían cincuenta sin problema-.


KyuHyun lo guía escaleras arriba, hasta su habitación. El mayor, las veces que ha entrado siempre la ha visto como ahora: ordenada y limpia. La ventana abierta hace que entre el sol del atardecer, pintando de colores calidos el lugar.


KyuHyun toma el portátil de su mesa de noche y se sienta en la cama, dejando lugar para HyukJae. Éste, con un pequeño nudo en la garganta, se acerca y se deja caer a su lado. Por el silencio que ronda la casa, sabe que están solos. Y eso lo pone aún más nervioso. Fija la mirada en la pantalla, observando que está entrando a una de las tantas páginas de juegos online que le gustan. Están tan cerca que puede escuchar la respiración del menor por encima del tecleo de la portátil. El moreno habla, pero no entiende que es lo que dice porque ha salido en un susurro. HyukJae gira la cabeza para toparse con la mirada absorbente de KyuHyun y sabe que algo está pasando. El aire le pesa, porque cuando KyuHyun lo mira de esa manera parece que le esta desnudando el alma y estudiando cada una de sus reacciones, haciendo que se ponga incómodo. Y quiere desviar la mirada pero no puede, porque la atracción es mucho más fuerte que aquella orden. Hay algo extraño en la mirada de KyuHyun y cuando lo ve morderse ligeramente el labio inferior se da cuenta: está nervioso e indeciso. Son pocas las veces que esas emociones atrapan al menor, porque él es decidido, orgulloso y actúa siempre pensando en las consecuencias y ahora está siendo ahogado por aquellas inquietudes que no van con su personalidad. Pero todos experimentamos cada  emoción conocida por el ser humano, aunque sea una vez en la vida. Incluso las más primitivas.


—Me gustas —dice el menor tan repentino y natural, como si fuera algo que debería decir cada día de su vida. Y cuando KyuHyun lo suelta, siente como si una piedra se moviera de un lugar de su pecho y algo encajara donde había un hueco a la perfección, y eso le hace sentir fresco, libre, correcto y por sobre todo, feliz.

—Me gustas, hyung —vuelve a repetir, al no recibir respuesta de parte de HyukJae. Y no va a recibirla, porque el mayor se ha quedado tan sorprendido que apenas y puede terminar de procesar la frase.


KyuHyun lo toma por los hombros intentando que HyukJae no se mueva, pero el pelirrojo no se va a mover. Porque no quiere y porque sus piernas no le responde. Porque está pasmado ahí, con los ojos a punto de salirse de su orbita y si alguien le da una bofetada no la sentiría. Porque KyuHyun se esta acercando a su rostro, y siente su respiración llegar hasta sus labios.


Es mágico cuando une sus labios. Es realista cuando, con esa lengua que tanto vuelve loco a HyukJae, delinea su labio inferior para pedir permiso y entrar a explorar esa cavidad nueva para él. Es delirante cuando ambas lenguas empiezan una batalla, jugueteando e intentando tomar el control. Es fascinante cuando de la garganta del menor sale un gutural gemido. Y luego otro sale de la garganta del mayor.


—Estoy enamorado de ti… —se separa sólo para tomar aire y revelar eso que lleva dentro y en negación tanto tiempo, dejando -si es que puede- aun más inestable al pelirrojo. Vuelven a besarse con más entusiasmo hasta que el aire vuelve a ser necesario— y quiero tener sexo contigo, hyung. Ahora. —y esa sonrisa aparece. La comisura derecha de sus labios se eleva y crea esa sonrisa que lo vuelve loco. Solo la usa en contadas ocasiones, pero siempre hacía acto de presencia cuando se burlaba, cuando cosas perversas pasaban por su mente y cuando algo que le gustaba estaba a punto de suceder. KyuHyun no da tiempo a que HyukJae abra la boca para objetar o aprobar la idea, se abalanzaba sobre él para cumplir con su deseo.


El mayor recibió mucha información para un solo día, así que tampoco puede -ni quiere- hacer mucho para detener a KyuHyun.



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HyukJae no sabe realmente que es lo que sucedió.


Bueno, sabe que hizo… eso. Con KyuHyun. Y recordarlo le hace enrojecer hasta que toda su cara iguala el color de su cabello.


Sabe que KyuHyun lo tuvo que llevar sobre su espalda hasta su casa porque no podía dar dos pasos sin quejarse del dolor, lo cual hizo que el menor se burlara de él por ser tan nena y él lo golpeará por ser tan animal, aunque eso solo hacía reír a KyuHyun, mientras alegaba no creer que al mayor le molestara que fuera un animal en la cama. Y aunque así fuera, eso no evito que volviera a recibir un golpe por parte de HyukJae.


Sabe que cuando estuvieron en frente a su casa, KyuHyun miro a ambos lados de la calle -buscando terceros- antes de besarlo. Esta vez fue más corto pero trajo consigo todas esas mariposas, sintiéndolas revolotear desde el centro de su estomago y expandiéndose por todo su cuerpo hasta llegar a los dedos del pie.


Sabe que KyuHyun no quería separarse, pero después de despedirse más de diez veces con risitas y besos cortos, al final lo soltó y se alejo de él. Lo veía caminando de espaldas esperando que no se tropezara, pero KyuHyun estaba sonriendo y se veía tan feliz como él se sentía que no se dio cuenta cuando doblo en una esquina, perdiéndolo de vista. Afuera, el clima otoñal se podía sentir con la brisa fresca, pero ésta nunca llegaría a calar frío en sus huesos porque aun sentía las tibias manos de KyuHyun sobre él.


Sabe que cuando entro a su casa lo hizo cojeando, haciendo muecas de dolor a cada paso que daba y conteniendo el aliento para luego soltarlo en un bufido. Su madre en cuanto lo vio le pregunto que le había pasado, y el apenado -porque no podía decirle que había tenido sexo con su mejor amigo- solo dijo que se había golpeado, pero que ya le habían revisado -y cómo le habían revisado- y que se encontraba bien -muy bien-.


Y ahora, tirado de espaldas a lo largo de su cama, quiso gritar y puso sobre su cara su almohada, intentando ahogar algún posible ruido que saliera sin permiso. Que estupidez, se sentía como una colegiala enamorada.


Te ves muy feliz —aquella voz sobresalta a HyukJae, pero no logra asustarlo del todo porque la reconoce de inmediato. Aparta la almohada de su cara, se incorpora quedando sentado y encuentra al fantasma sentado en el piso, cerca de donde él está. Cruza ambas piernas, logrando sentarse en posición india y pone la almohada en su regazo, sus brazos descansando sobre ésta. Una sonrisa se dibuja en sus cara, no puede ocultar lo evidente

—Lo estoy.

¿Que sucedió?

—KyuHyun… —HyukJae no sabe si contarle los detalles o no, pero la expresión que cubre el rostro de DongHae le hace retractarse.

Oh.


Y la habitación se hunde en un silencio incomodo. El pelirrojo, al pasar los segundos, empieza a percibir un extraño aura que desprende el fantasma y aquello hace que le corran escalofríos por la espalda porque es mucho más frío de lo usual.


—¿Y como vas con… el chico que te gusta? —La pregunta que escapa de los labios del mayor hacen despertar del pequeño transe en el que se encontraba DongHae. Tuerce un poco la boca, haciendo una mueca que demuestra disconformidad.

Bien, eso creo. Si no me equivoco, ya han dado un paso adelante.

—No te ves muy feliz


DongHae alza una ceja, mirándolo un poco incrédulo— ¿Qué persona estaría feliz al ceder de ésta manera a la persona que ama? —«Touché» piensa HyukJae. DongHae hace un exagerado bufido, haciendo que la situación pierda la tensión que se había instalado por aquel tema— Pero como dije, ya no hay nada que pueda hacer. Solo esto.


HyukJae no puede evitar sonreír, enternecido por el amor que posee aquel espíritu por aquel desconocido.


—¿Y como es? Tú sabes, el chico.


Es el ser más hermoso de toda la Tierra… —DongHae sonríe con un poco de amor, y fija su mirada en sus manos transparentes— No he tenido la oportunidad de hablar con él antes, pero… se que es una buena persona. Siempre lo veía en la tarde también, paseando con su pequeño perro. Es muy humilde y siempre ayuda a la gente que lo necesita. Es tierno, y realmente despistado e intenta pasar desapercibido la mayoría de las veces, pero cuando entra en mi campo de visión… mi mundo siempre brillaba. Y tiene la sonrisa más extraordinaria que he visto en mi vida, aunque no entiendo porque siempre la oculta detrás de su mano, como si… le avergonzará el tenerla así, porque cuando lo hace se le pueden ver las encías. Creo que eso es muy lindo. Y lo que he observado más, es que siempre demuestra fortaleza porque por dentro es muy débil y tiene miedo de que lo lastimen y dejen de lado nuevamente.


HyukJae ha escuchado cada palabra que ha dicho aquel fantasma, un poco sorprendido. Una idea realmente loca llega a su mente y no llega a callarla. Empieza a reír, y ese “tic” tan característico que posee aparece: su mano cubre ligeramente su boca, para que no puedan apreciarse sus encías rosadas.

—Ja, ¿sabes? Por un momento creí que estabas hablando de mí. Que loco… —Pero el fantasma no está riendo. Lo está observando con un semblante muy serio y el pelirrojo no sabe porque no le causa gracia aquella acotación tan fuera de lugar que acaba de decir. A no ser que… —¿DongHae?


Y entonces sin decir nada, DongHae desapreció.



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HyukJae estaba confundido, muy confundido.


Además de la plática extraña que había tenido con DongHae y que aun le rondaba por la mente, desde que se había encontrado a KyuHyun en la mañana para caminar juntos a la escuela, había notado que las cosas estaban muy… normales. Se preguntaba si todo no había sido un sueño, mientras observaba de reojo a KyuHyun, quien estaba muy concentrado en lo que el profesor estaba explicando. Ni siquiera le había dirigido una mirada en todo lo que llevada del día. ¡Ni una sola! Luego recordó el dolor de su espalda baja y se indigno aun más. ¡El bastardo ni siquiera le había preguntado si estaba bien luego de haberle roto el culo, de esa forma, la noche anterior! Y luego volvió el miedo a que todo haya sido un sueño, pero estaba seguro que no lo era. Ése dolor no es algo que está imaginando.


—Hyung… —lentamente, y con el ceño fruncido, volteo hacía aquella voz que lo llamaba. KyuHyun estaba parado a su lado, probablemente era la hora de almorzar— vayamos a la azotea —y dicho esto, el moreno volteo para encaminarse hacía aquel lugar. HyukJae, mordiéndose la lengua, se levanto y lo siguió como pudo.


Ante la idea del menor, el mayor se había emocionado un poco. Nunca había gente en la azotea y creyó que, tal vez, KyuHyun quería ir allí con él para estar un rato a solas y… hacer algo, quizás. Y sí, a solas estaban, pero KyuHyun estaba haciendo nada relevante y el pelirrojo se sintió algo decepcionado –y avergonzado, no podía creer que estuviera pensando en hacer eso en aquel lugar público-.


Al terminar sus almuerzos y, quedando bastante tiempo para matar, KyuHyun decidió hacer algo más productivo que solo mirar las nubes. Se acerco a HyukJae hasta bloquear su vista y decidió devorar sus labios, demostrando la ansiedad que había sentido por hacer eso en todo el día. HyukJae, que no es tonto ni lento, correspondió con la misma emoción hasta que el aire de los pulmones había terminado. KyuHyun solo le dio tiempo para dar dos bocanadas cuando ya estaba a la carga otra vez, poniendo una mano en la cintura del mayor y, con un movimiento que HyukJae no vio venir, haciendo que se sentara a horcajadas sobre su regazo, sin dejar de besarlo. El movimiento brusco hace que al pelirrojo le de una puntada y suelte un quejido terminando el beso.


—Siento haber sido tan brusco —suspira KyuHyun sobre el cuello del mayor repartiendo besos, lamidas y mordidas que no dejan marcas mientras que sus manos bailan con destreza por la espalda ajena. HyukJae tira la cabeza hacía atrás dando un mejor acceso al menor, mordiéndose el labio intentando contener los suspiros que quieren salir. El moreno cuela sus manos por debajo de la remera de HyukJae y lo siente temblar debajo de su toque, causando que una corriente recorra todo su cuerpo también. De pronto, HyukJae se tensa y se da vuelta rápidamente.

—¿Que sucede? —Pregunta el menor, aprovechando ese lapso en que se separa de la piel del mayor para recuperar el ritmo de su respiración.

—Nada. No es nada —Un timbre que se oye lejano da aviso a que el almuerzo a terminado y deben volver a las clases de la tarde. KyuHyun se levantó, chasqueando la lengua pero tomó la muñeca de HyukJae poniéndolo de pie y volviendo a besarlo. Solo es un casto beso en los labios, pero hace que ambos puedan sonreírse como tontos. La mano de KyuHyun desciende hasta encontrarse con los dedos de HyukJae y los entrelaza con los suyos, dirigiéndolos a ambos hacia las escaleras para volver al salón. HyukJae no dirá nada, pero está seguro que sintió que alguien los observaba.



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—El otro día… vi uno —KyuHyun soltó aquello mientras iban a su casa. HyukJae y él agarrados de la mano, dedos entrelazados, escondiéndolas del clima otoñal dentro del bolsillo del menor. HyukJae volteo a verlo, con una ceja arqueada y la duda brillando en sus ojos. El moreno sonrió ante la cara del otro, dejando escapar un suspiro formándose una nube de vaho que se evaporo rápidamente. —Un fantasma —aclaró, el pelirrojo freno en seco, mirándolo mientras su cara se trasformaba a una de verdadera preocupación.

—¿C-cómo que viste un fantasma? ¿Te hizo algo?


KyuHyun trato de no sonreír como un niño ante la satisfacción de tener la preocupación del mayor, chasqueando la lengua en su lugar y negando con la cabeza varias veces— Solo me pego un susto de muerte —ironizó, pero el ceño fruncido más la pequeña mueca en los labios del mayor le hicieron dejar de intentar bromear con el tema.

—¿Realmente no te hizo nada? —HyukJae se veía muy desconfiado y aunque KyuHyun le demostrara de mil maneras que no le había sucedido nada, aun así estaría asustado. Claro, él lidia con esto desde hace años y sabe lo que es estar delante de un espíritu enojado.

—No, solo hablamos. Estaba bastante enojado… Y fue bastante curioso: me hablo sobre ti.

—¿De mi?


El moreno solo asintió, recordando cada palabra de aquel espíritu, aun sorprendido de que algo como eso le hubiera sucedido a él— Me dijo que te amaba, pero que no había tenido la oportunidad de decírtelo. Y que quería que fueras feliz... Ah, y que si no te decía mis sentimientos iba a pedir allá arriba —enfatizo alzando su dedo índice y señalando hacia el cielo— que lo dejaran acosarme por el resto de mis días. Fue muy raro. —pero HyukJae ya no estaba escuchando a KyuHyun. En su mente, ahora se estaba formando otra persona, la única que podría haber hecho lo que fuera para verlo feliz.

—KyuHyun… tengo que irme

—Pero, ¿a donde vas? —gritó, pero el pelirrojo ya había dado vuelta sobre sus talones para salir corriendo en dirección a su casa.



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—¡DongHae! —La puerta de aquella habitación apenas iluminada por los últimos rayos del día se encontraba vacía hasta que el dueño hizo acto de presencia. Aquel grito hizo un eco profundo entre aquellas cuatro paredes, rompiendo por unos instantes el silencio que reinaba en aquel lugar. Los ojos del pelirrojo recorrieron cada rincón de su cuarto, la esperanza a flor de piel intentando captar a aquella alma en pena que aun tenía algo pendiente en este mundo. Esa cosa pendiente…

Hyukkie...


Y aquel tono de voz hizo que un escalofríos recorriera todo su cuerpo, después la pequeña uña del pie hasta la raíz de sus cabellos. Cerca de la cama, aquel ser estaba observándolo fijamente. Y era un poco difícil de explicar, pero HyukJae estaba seguro de que si se sumergía en esa mirada encontraría mucho más que una expresión muerta y vacía.


Un intenso silencio incómodo se instalo y parecía no querer irse. HyukJae esperaba que el fantasma supiera porqué estaba ahí, y DongHae lo sabía. Como tambien sabía que tenía muchas preguntas que responder. Como también sabía que no le quedaba el tiempo suficiente para responder cada una de ellas. El mayor abría y cerraba la boca, no encontrando las palabras para pedir explicaciones a lo que estaba ocurriendo en ese momento. A lo que le estaba ocurriendo a él mismo, en su interior, en ese momento. Lo miro a los ojos intentando transmitir cada una de sus dudas, esperando que el espíritu comprendiera. Éste solo se encogió de hombros, como si tampoco tuviera una respuesta exacta para saciar su intriga y curiosidad.


Solo quería que fueras feliz, Hyukkie. Y no importaba si no era conmigo. Estuve enamorado de ti desde que te vi, y cada día ese sentimiento iba creciendo más y más. Pero, ¿qué podía hacer? No nos conocíamos. Yo solo era aquel “don-nadie” que te llevaba el periódico cada mañana, y tu eras increíble. Aun lo eres. A pesar de lo que te sucedía, aun así podías sonreír porque tenías a alguien a tu lado. Y yo era capaz de sonreír porque veía lo fuerte que eras cada mañana al salir por esa puerta y enfrentarte a todos tus compañeros que se burlaban de ti por este don que tienes. Este don que tu odias porque te hace diferente a los demás. Éste don que yo amo, porque me permitió conocerte, hablarte y acercarme un poco a ti. Es un don especial y no importa las estupideces que digan los demás, no saben apreciarlo como yo lo aprecio en estos momentos.


DongHae dio varios pasos hacia HyukJae hasta estar a una distancia en la que solo estirando el brazo pudiera tocar al otro y puso la mano en la mejilla del pelirrojo —Me hubiera gustado poder conocerte, hablarte, abrazarte, tocarte y besarte, Hyukkie, como lo hace KyuHyun, pero no podré hacerlo nunca.

—Espera… —El mayor sujeta con fuerza la mano del fantasma, reteniéndola— ¿Lo sientes? Tu mano… siento calor desde ella —Y ambos lo sienten. Se sienten. HyukJae siente un tibio calor desprendiendo del cuerpo de DongHae y éste siente un extraño cosquilleo por todo el cuerpo, uno muy agradable. De pronto su cuerpo helado se sienta más agradable para él mismo. En la mano que le sujeta HyukJae siente una pequeña opresión y es por la fuerza que está ejerciendo el otro. Asombrado, esperanzado y sintiéndose vivo por última vez, intenta dar alcance a la mejilla del pelirrojo con su otra mano y puede sentirlo. La piel suave del otro debajo de la yema de sus dedos y empieza a sentirse completo.

Esto es…

—Extraño. Es la primera vez que me sucede.


DongHae suelta a regañadientes la mano del mayor, pero solo para seguir tanteando todo el cuerpo ajeno, sin poder creerlo aun— Puedo tocarte... Y sentirte


HyukJae desvía la mirada hacía sus manos, ambas enredadas y apretando sus dedos. Sonríe avergonzado mientras una pequeña risa se escapa. Esta sonrojado y mordiendo su labio inferior y DongHae tiene que contener esas enormes ganas que está reteniendo desde hace tiempo— Si, puedes hacerlo…

Hyukkie

—¿Si?

—¿Puedo besarte? —HyukJae abre los ojos, sorprendido. Quiere decir que no, porque KyuHyun y él están juntos y sería raro besar a DongHae -quien es un fantasma-, pero la mirada intensa junto al tono de suplica y añoranza con el que hizo tal petición hacen que asienta sin darse cuenta. Y en menos de un segundo está siendo besado.


Las manos del fantasma lo toman por las mejillas. Es extraño, no va a negarlo, porque es calido a pesar de ser DongHae. Y se siente bien, a pesar de que no es KyuHyun y es alguien que no conoce y por quien no siente nada –o eso es de lo que trata de convencerse-. El beso empieza despacio, como si DongHae tanteara el terreno. Una leve presión es la que ejerce, esperando que HyukJae no lo aparte de su lado y rompa esa burbuja de magia que se ha creado alrededor de ambos. Se separa y ve a HyukJae con los ojos cerrados y sonríe porque se ve hermoso así como está y le gustaría estar vivo en este momento. Vuelve a acercar sus labios a los del pelirrojo, esta vez tomando el labio inferior y succionándolo. HyukJae siente la lengua húmeda y caliente de DongHae y contiene un gemido. Ahora si se siente extraño, porque esa lengua está caliente y urge por entrar en su boca para jugar con la suya. Y él le esta dando permiso. Ambas lenguas se encuentran y el mayor, por extraño que parezca, se siente en casa. Siente que traiciona a KyuHyun, pero le pide perdón en silencio porque sabe que no podrá parar ahora. Las manos de ambos viajan a través del cuerpo ajeno y DongHae se siente en la gloria porque puede sentir a HyukJae acercarse más. Lo esta sintiendo. Sus manos se enredan en la cintura delgada del pelirrojo y las de éste en el cuello del fantasma. Sus lenguas siguen batallando, aunque HyukJae no pone mucho empeño por liderar dejando que DongHae lo haga. A los oídos de DongHae llegan los pequeños suspiros del mayor y sabe que pronto tendrá que separarse, porque HyukJae aun está vivo y necesita del oxigeno para seguir viviendo. Un pensamiento egoísta de no dejarle respirar se cuela por dos segundos en su mente, pero sabe que nunca podría hacerle aquel daño a la persona que más ama. No quiere, pero se separa lentamente del mayor, haciendo que ese momento tan irreal llegue a su fin. HyukJae está inhalando y exhalando por la boca, como si hubiera corrido una maratón y se le dificultara respirar. DongHae sonríe y lo atrae nuevamente hacia el, juntando sus frentes y ambos cierran los ojos automáticamente. Desliza una mano desde la cintura del pelirrojo hasta la mano y la toma delicadamente.


—DongHae… —susurra débil HyukJae, intentando aun que su respiración vuelva a la normalidad— estas frío.

No puedo quedarme más tiempo…

—¿Qué? —HyukJae abre automáticamente los ojos luego de oír eso, pero DongHae aún los tiene cerrados— No, espera… DongHae, siento no haberme dado cuenta de que- —pero el fantasma pone un dedo en sus labios, aun hinchados, y HyukJae siente esa parte hormiguear

Está bien Hyukkie, no tienes la culpa de nada. Yo lo siento, por haber dejado que estos sentimientos queden como la única cosa que me queda pendiente hacer aquí… —se queda unos segundos en silencio, y una pequeña sonrisa de agradecimiento surca en su cara— pero ahora que lo pienso, no estoy tan arrepentido. Adiós Hyukkie.


HyukJae queda estático y mudo. Cada extremidad de DongHae se va haciendo más y más transparente, hasta que no se llegan a ver. La imagen que aun queda grabada en la cabeza de HyukJae es la sonrisa de DongHae, una sonrisa de felicidad. Y los ojos, expresando un amor profundo que incluso la muerte no pudo destruir ni hacerle olvidar.



Y DongHae volvió a desaparecer. Pero está vez, para siempre.

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